Vacunar o no vacunar: ¿esa es la cuestión?
Como todos sabemos y leemos en los diarios, en el mundo se está planteando la discusión entre los que están a favor de vacunar a niños y adultos y los que no lo están… los grupos “antivacunas”.
El concepto que defienden estos últimos es que el aplicar vacunas altera la inmunidad innata del ser humano a través de la introducción de sustancias perjudiciales para el organismo, que favorece la aparición de complicaciones o efectos adversos producidos por este acto y que se fomente un comercio mundial generado por la Industria Farmacéutica productora de las mismas.
El fin de vacunar a niños y adolescentes es justamente para prevenir enfermedades (no producirlas), para evitar la diseminación mundial de las mismas y para mantener el control a través de la eliminación de enfermedades que libradas a su propia evolución, generarían pandemias muy nocivas para la población mundial.
En Europa, se están presentado casos de sarampión, rubéola y difteria en niños no vacunados con importantes consecuencias sanitarias (reaparición de algunos casos de rubéola congénita, muerte de un niño por difteria y contagio de niños susceptibles).
La mayoría de los Estados del mundo, cuentan con calendarios de vacunación oficiales que previenen contra una serie de enfermedades. En los últimos años, nuestro país ha incrementado la cobertura en vacunas obligatorias y gratuitas para todos nuestros niños. Como todos sabemos, para poder escolarizar a nuestros hijos debemos presentar una copia del Calendario Nacional de Vacunación actualizado, que queda en el legajo escolar.
El plan de vacunación actual plantea cobertura contra 17 enfermedades y se plantea la incorporación de una vacuna más para fin de año.
El Ministerio de Salud de la Nación, la Sociedad Argentina de Pediatría y la Sociedad Argentina de Infectología avalan la vacunación de nuestros niños y adolescentes con las vacunas disponibles en el Calendario de Vacunación Nacional.
Personalmente, opino que no vacunar a un niño es exponerlo a que se contagie de una enfermedad que podríamos haber evitado. La evidencia científica actual avala mi opinión.
Con esta nota abro un debate para poder conocer sus puntos de vista sobre este tema tan delicado, siempre y cuando debatamos en forma civilizada, sin agresiones y sin desvalorizar las opiniones de quienes no piensan igual…
Que sea un espacio constructivo y no destructivo de nuestros pensamientos.