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Un problema que hay que enfrentar: Adicción a drogas

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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales.

Es una enfermedad progresiva y fatal, caracterizada por episodios continuos de descontrol, distorsiones del pensamiento y negación ante la enfermedad.

Para poder hablar de dependencia física y psicológica las personas presentan tres o más de los siguientes criterios en un período de 12 meses:

1) Fuerte deseo o necesidad de consumir la sustancia (adicción).
2) Dificultades para controlar dicho consumo.
3) Síndrome de abstinencia al interrumpir o reducir el consumo.
4) Tolerancia.
5) Abandono progresivo de intereses ajenos al consumo de la sustancia.
6) Persistencia en el uso de la sustancia a pesar de percibir de forma clara sus efectos perjudiciales.

Cuando consumen una droga por primera vez, las personas pueden percibir los que parecen ser efectos positivos; también pueden creer que pueden controlar su consumo. Sin embargo, las drogas pueden apoderarse rápidamente de la vida de una persona.

Se pueden distinguir tres etapas en el proceso de evolución hacia la adicción:

Primera: el joven recurre a la droga esporádicamente y puede abandonarla si lo desea. Es buen momento para una intervención adulta de protección. Habitualmente la presión del grupo y sus carencias personales hacen que el consumo continúe. La droga le es regalada o compartida. No afecta su vida familiar, escolar, laboral o de relaciones sociales.

Segunda: casi sin darse cuenta, el consumidor se convierte en adicto. Abusa de la droga, la tolera y padece el síndrome de abstinencia. Puede participar de pequeños hurtos para hacerse de dinero; también participar en la distribución de drogas que le es retribuida con sustancias para uso personal. Comienzan a afectarse el rendimiento escolar, el desempeño laboral, las relaciones familiares y sociales. Lleva una doble vida, una cotidiana, mentirosa y transgresora para los allegados habituales y otra adictiva que se desarrolla con grupos de pares que tienen similares comportamientos.

Tercera: la dependencia es absoluta. No puede vivir sin drogas. Puede robar y participar de actos delictivos para conseguir la sustancia química. Se ha deteriorado toda relación con la familia, la escuela o el trabajo. Busca obsesivamente y compulsivamente la droga. Imposibilidad absoluta de abstinencia si no recibe ayuda. Corre riesgo de muerte.

En general, las personas comienzan a consumir drogas por varias razones:

Para sentirse bien: La mayoría de las drogas de las que se abusa producen sensaciones intensas de placer. Esta sensación inicial de euforia es seguida por otros efectos, que varían según el tipo de droga que se consume. Por ejemplo, con estimulantes como la cocaína, la sensación de euforia es seguida por sentimientos de poder, confianza en uno mismo y mayor energía. En contraste, la euforia causada por opiáceos como la heroína es seguida por sentimientos de relajación y satisfacción.

Para sentirse mejor: Algunas personas que sufren de ansiedad social, trastornos relacionados con el estrés y depresión, comienzan a abusar de las drogas en un intento por disminuir los sentimientos de angustia. El estrés puede jugar un papel importante en el inicio del consumo de drogas, la continuidad en el abuso de drogas o la recaída en pacientes que se recuperan de la adicción.

Para desempeñarse mejor: Algunas personas sienten presión por aumentar o mejorar químicamente sus capacidades cognitivas o su rendimiento deportivo, lo que puede desempeñar un papel en la experimentación inicial y el abuso continuo de drogas como los estimulantes recetados o los esteroides anabólicos/androgénicos.

La curiosidad y el “porque otros lo hacen”: En este aspecto, los adolescentes son particularmente vulnerables, debido a la fuerte influencia de la presión de sus pares. Los adolescentes son más propensos que los adultos a participar en comportamientos riesgosos o temerarios para impresionar a sus amigos y expresar su independencia de las normas parentales y sociales.

 

¿Qué debemos hacer si descubrimos que un hijo o familiar consume?

 

Más que obsesionarse con una conducta persecutoria, los padres deben propiciar un entorno que desaliente este consumo. Y ser conscientes que la droga está, y puede llegar a cualquiera. Cada vez más la “cultura del consumo” intenta llegar a un público de menor edad.

Los niños y adolescentes están en la mira de todas las empresas y la enorme presión para consumir, sumada a la dificultad de los padres para poner límites, generan el escenario propicio para el uso de  sustancias. El consumo de marcas y objetos dadores de ilusoria identidad social reemplaza al camino que deben transitar los jóvenes para construir su propia identidad, un fenómeno que se espeja y se reproduce en el campo de las adicciones.

Para prevenir, lo importante no es enseñar a la familia a oler la ropa, observar ojos colorados y pupilas dilatadas y a buscar sobrecitos de dudoso origen.

La mejor prevención es poner el énfasis en la crianza y en el desarrollo global del individuo, anticiparnos al desarrollo de una personalidad adictiva brindando un contexto nutriente y contenedor, que es aquel que permite a la persona hacer un acopio de vivencias, recuerdos y situaciones ligadas a lo afectivo y a la salud.

En nuestro país contamos con el Centro Nacional de Reeducación Social (CENARESO), donde podemos dirigirnos para asesoramiento en estos casos.

 

Centro Nacional de Reeducación Social – CENARESO

Dirección: Combate de los Pozos 2133 (1245), Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Central telefónica: 54-11-4305-0091 al 96.

Correo electrónico: direccion@cenareso.gob.ar

Para recibir información pueden escribir a comunicacion@cenareso.gob.ar

 

Y recordá, la salud de tus chicos comienza en vos…

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