La autorregulación: un proceso fascinante en el desarrollo infantil (2da. parte)
La capacidad de prestar atención, es un proceso evolutivo que se va forjando a medida que madura el sistema nervioso central e involucra aspectos cognitivos, motivacionales y de adquisición de experiencias del individuo que están relacionados entre sí.
En este proceso, están involucrados procesos que se incluyen bajo el concepto de REDES: así es que surge la red de alerta, la red de orientación y la red atencional ejecutiva.
Red de alerta: es la primera en madurar, siendo predominante durante los primeros meses de vida. Este mecanismo puede facilitar la conducta adaptativa, focalizando la atención e impidiendo la distracción. Debemos tener cuidado porque la acción frente al estímulo es “reactiva” y muchas veces esta activación frente al mismo, puede sobrepasar su capacidad de autorregulación y es ahí donde los cuidadores (padres, niñeras, maestras del maternal, etc.) deben actuar como reguladores de la oferta de estímulos.
Red de orientación: Esta se refiere a la atención focalizada que aparece alrededor de los 5 – 6 meses de edad. Con este nuevo recurso, el niño puede desviar su atención de un estímulo estresante y concentrarse en otro estímulo más placentero, de forma tal de regular la emoción negativa y la intensidad del llanto. A medida que el control atencional se va haciendo más flexible, las capacidades de autorregulación de los niños aumentan.
Red atencional ejecutiva: Más tarde, durante el primer año de vida, se hace manifiesta la red atencional ejecutiva que es contemplada como un sistema responsable de regular la red atencional de orientación y controlar la atención al lenguaje. Aquí aparece el “habla privada” (la que no está dirigida a otra persona) que incluye el juego de palabras, las expresiones de afecto y los comentarios y preguntas suscitados durante la realización de una tarea en curso. Este habla, se encuentra asociada a la atención focalizada y a la capacidad de inhibición conductual en la realización de una tarea.
El procesamiento sensorial es un proceso neurológico que permite procesar la información que ingresa por los sentidos, clasificarla y organizar una respuesta adaptativa al medio: esto es la base para modular la conducta.
En las experiencias tempranas tales como el contacto visual, el lenguaje infantil y el juego, se estimulan aspectos muy importantes del desarrollo, proporcionando al niño una estructura de conocimiento que puede ser utilizada como una lente para interpretar y organizar la información del mundo que lo rodea. Es por esto, que los niños necesitan de un ambiente físico enriquecido, un ambiente social continente y dispuesto a favorecerlos, y oportunidades para crear respuestas adaptativas exitosas a este entorno.
Los trastornos de la regulación pueden manifestarse a través de problemas en el sueño, la alimentación, la atención, la regulación del humor, el autoconsuelo, la dificultad en la adaptación a cambios de ambientes o rutinas.
Con todo esto quiero manifestar que cuando un bebé llora desconsoladamente, no todo es un cólico o un berrinche…. Debemos tener en cuenta todos estos aspectos mencionados para abordar en forma correcta el seguimiento de ese niño. Cuando se detecta algún trastorno de autorregulación el trabajo conjunto con las terapistas ocupaciones es indispensable, logrando avances increíbles en el bienestar del niño y mejorando el vínculo parental. Debemos volver a “sentir” y no racionalizar cada uno de nuestros actos. La conexión con nuestro entorno ambiental y social, es la que nos enriquece y nos hace crecer como seres íntegros.
Y recordá: la salud de tus chicos, comienza en vos.
Agradecimiento: A la Dra. María José Martínez Cáceres (a quién no tengo el gusto de conconocer) porque a través de un capítulo escrito por ella en un curso de perfeccionamiento pediátrico que realizo anualmente, me ha hecho volver a “sentir” que no todo es orgánico y que debemos ser completamente holísticos en la percepción del paciente que se presenta a diario en nuestras consultas.
