Integración escolar: ¿Te animás?
La integración escolar es una herramienta necesaria para crear una sociedad justa y equitativa, favoreciendo el desarrollo del potencial de cada ser humano que la integra.
Es un proceso mediante el cual se favorece la inclusión e interacción de niños y jóvenes en un espacio de escolaridad común, respetando tiempos personales, potencial y necesidades individuales.
Todo ser humano tiene derechos, y el derecho a la educación de las personas que tienen alguna discapacidad es igual al derecho que tiene cualquier sujeto, y se hace efectivo cuando TODOS podemos acceder a una educación que responda a nuestras necesidades y que nos permita desarrollar el máximo nuestras posibilidades y deseos. La Igualdad está en la posibilidad de ejercer este derecho.
La integración escolar es una estrategia educativa donde una persona con discapacidad o restricciones cognitivas, conductuales, sensoriales o motoras, participa de una experiencia de aprendizaje, en el ámbito de la escuela común. Esto implica la apertura de un espacio educativo donde el sujeto pueda (desde sus posibilidades y con sus limitaciones) construir sus aprendizajes. Es un espacio posible en tanto la escuela pueda aceptar las diferencias y reconocer en la heterogeneidad, la mejor condición para el intercambio y el aprendizaje.
Lo más común es que en una escuela, los chicos tengan una serie de necesidades educativas comunes y que algunos de ellos, tengan alguna necesidad individual que el docente a cargo, resolverá con una explicación en el recreo o una ejercitación extra.
En el caso de niños con necesidades especiales, hace falta incorporar la figura del “maestro integrador”, un docente especializado que disponga de los recursos necesarios para acompañar al niño en el aprendizaje de los contenidos seleccionados y fundamentalmente en el aprendizaje de los vínculos sociales.
Por lo general, estos niños trabajan con una currícula adecuada a sus posibilidades la cual se redacta en equipo, entre el maestro de grado, el docente integrador y los distintos especialistas que estén atendiendo al alumno.
A mi criterio, este es un concepto a remarcar: un niño con capacidades diferentes no va al colegio a pasar el tiempo, va a aprender contenidos que ayudarán a su integración social y laboral. Por lo tanto, debemos dedicar tiempo al aprendizaje. Hay niños que aprenden solos, pero hay muchos otros que necesitan que un adulto les enseñe a aprender.
Pero una integración escolar no está completa si sólo se da con la presencia del niño en el grupo o su permanencia en la escuela, cumpliendo con las actividades del grado (adaptadas o no), sino que requiere un trabajo de maestros, directivos y especialistas para que esa integración se dé también a nivel social, dentro y fuera de la escuela: es esperable que el niño integrado sea invitado a los cumpleaños, sea invitado a jugar y participe de las salidas grupales con sus compañeros, siempre y cuando su situación particular se lo permita.
Una reflexión personal: muchas veces en la consulta, surge la inquietud por parte de algunos padres en el “riesgo” de que un niño con capacidades normales juegue e interaccione con un niño con capacidades diferentes: plantean que el niño va a “retroceder o involucionar” en algunas conductas adquiridas, debido a que “copia” al niño con capacidades diferentes…
Lo único que puedo decir es que están completamente equivocados en esta estructura de pensamiento: No es que el niño involuciona… sólo se adapta y adopta nuevos códigos para poder compartir con su amigo el juego, el niño es sabio y establece códigos útiles en cada relación que genera.
Rompamos esta estructura arcaica de pensamiento y logremos integrar primero como padres a estos hermosos niños que sólo ven las cosas de una manera diferente a la nuestra, ni mejor ni peor, sólo diferente.
Ayudemos a integrar, enseñemos a nuestros hijos que podemos formar una sociedad justa y con iguales posibilidades para todos.
Y recordá, la salud de tus chicos comienza en vos…