Desnutrición infantil
La infancia es uno de los momentos más importantes del crecimiento de un ser humano. Si tenemos en cuenta que sólo en el primer año de vida un niño triplica su peso de nacido y aumenta entre 15 a 20 cm de talla, podemos inferir la importancia de una correcta alimentación en este proceso.
Nadie discute la importancia de la lactancia materna en esta primera etapa, pero luego toma relevancia la ingesta correcta de los diferentes alimentos disponibles en la actualidad.
Los pediatras insistimos en que la incorporación de los semisólidos ocurra a partir del 6to mes de vida y que ésta sea gradual y variada.
Debemos encontrar el equilibrio necesario entre la cantidad de hidratos de carbono, grasas y proteínas que incorporamos en la dieta habitual de nuestros hijos.
Obviamente no debemos dejar de lado la ingesta de minerales y vitaminas indispensable para que nuestro organismo funcione adecuadamente.
Uno de los flagelos que sigue azotando a la humanidad es la DESNUTRICION, en nuestro caso, la DESNUTRICION INFANTIL.
Desnutrición puede definirse como un disbalance entre los aportes y requerimientos de uno o varios nutrientes, a la que el organismo responde con un proceso de adaptación, en la medida que ésta situación se prolongue en el tiempo. Un déficit de nutrientes de corta duración sólo compromete las reservas del organismo, sin alteraraciones funcionales importantes; en cambio una desnutrición de larga duración puede llegar a comprometer funciones vitales.
El primer signo que encontramos en un niño que no se está alimentando en forma adecuada es la detención del progeso de peso y luego se acompaña de la detención en el progreso de la talla. Si corregimos esta situación rápidamente (desnutrición aguda), todo vuelve a la normalidad. Si la falla de ingesta se prolonga en el tiempo (desnutrición crónica), la talla será lo más lento en recurperarse, pudiendo afectar la talla final de ese niño.
Consideremos que este cuadro puede suceder por la pobre ingesta de alimentos o por la incapacidad del organismo de poder absorver los nutrientes que ingresan al mismo (síndrome de malabsorción intestinal).
Hay dos tipos de desnutrición:
1. Desnutrición calórico proteica (marasmo): se caracteriza por ser una desnutrición por bajo consumo de alimentos. Es típico de los niños de clases baja de zonas urbanizadas. Estos niños son amamantados por corto plazo y luego se los alimenta con leches diluídas y pobre ingesta de alimentos en general.
2. Desnutrición proteica (kwahiorkor): Suelen ser niños que han sido alimentados por período prolongado por sus madres y que después reciben una alimentación sólo a base de hidratos de carbono, pero pobre en proteínas. En este tipo predomina el “edema” o “hinchazón por retención de líquidos”.
Ante estos cuadros, debemos poner especial énfasis en el equilibrio adecuado de los diferentes nutrientes que incorporamos en la dieta de nuestros niños:
– Una dieta variada, que incluya alimento de todos los grupos es más probable que sea adecuada, tanto desde el punto de la energía total como de los micronutrientes.
– Asegurarse de que los niños y las niñas tengan acceso a alimentos y bebidas nutritivos y de alto contenido en fibra, tanto a las horas de comer como entre horas.
– Limitar el acceso a alimentos y bedidas de alto contenido calórico y bajo en nutrientes.