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Mi hijo no come…. Una frase acuñada por varias familias…

Asian little boy boring eating with rice food on the wooden table girl with expression of disgust against vegetables

 

Muchas consultas comienzan con: Doctor, mi hijo/a no está comiendo… ya no sé qué hacer.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es valorar en qué momento del desarrollo se encuentra nuestro hijo.

Considerando que en el primer año de vida la mayoría de los niños triplican su peso de nacimiento, los papás se acostumbran a que el niño aumente entre 500 gramos a 1 kilogramo por mes en cada consulta.

Cuando llega el segundo año de vida, los niños comienzan a comer menos y solo aumentan en todo ese año, aproximadamente sólo un tercio de su peso (promedio 3 kilogramos en todo el año).

Esto se debe a una disminución normal de la tasa de aumento de peso, como también a la presencia de factores externos que modifican la conducta alimentaria de nuestro hijo:

– El mayor interés por los estímulos que recibe: todo lo que lo rodea es más interesante que comer… está en una etapa de exploración y descubrimiento del universo: es por ello, que los pediatras insistimos en que no se puede comer con PANTALLAS encendidas (TV, tablets, celulares) y conviene que no hayan juguetes en la cocina al momento de alimentarlos. Se debe centrar la atención en la comida, evitando distractores.

– La variación en los gustos: una comida que hoy disfruta, mañana será rechazada en forma contundente sin entender el por qué. Ante esto, es mejor acompañar estas variantes alocadas que ponernos en contra, pero tratando de mantener el valor nutritivo de la comida. Les aseguro que esto no dura para siempre y que volverá a comer ese alimento rechazado en algún momento.

– El rechazo a que lo alimenten: en esta etapa ellos quieren comenzar a comer solos y muchas veces por cuestión de tiempo, uno no deja que ellos tomen la comida con sus manos o comiencen a utilizar las cucharas y tenedores (que sabemos que gran parte de la comida alimentara el piso o a nuestras mascotas…).

– La dentición puede generar molestias que lleven al rechazo del alimento: la salida de los molares hace que muchas veces los niños no quieran comer. En cuento el proceso de erupción de estas nuevas piezas dentarias se concrete, el niño volverá a comer normalmente.

 

Lo que SI quiero dejar en claro, es que todo esto expuesto no implica que el no comer lo ofrecido o lo elegido por el niño, es razón para reemplazarlo con un biberón o con lácteos para lograr que ”tenga algo en la panza”… si no quiere comer, dejen pasar un tiempo para que ellos entiendan que hay horarios para las diferentes comidas.

 

Como verán hay muchos factores a considerar: es por ello que no deben faltar a los controles programados de salud con su Pediatra de Cabecera.

En las consultas, se valora el progreso de peso y de talla, la relación existente entre el progreso de peso y de talla, como así también el índice de masa corporal. Estos parámetros dan pauta del correcto crecimiento de nuestro hijo a pesar de pasar por todas las situaciones anteriormente mencionadas.

 

Sé que no es fácil lidiar con la comida, pero es una cuestión evolutiva a la cual debemos acompañar y no enfrentarnos.

 

Y recordá, la salud de tus chicos, comienza en vos….

 

 

 

 

 

 

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